viernes, 25 de junio de 2010

La Poesía


¿Qué es la poesía sino versos
que no alcanzan, jamás nunca,
esplendor de sufrimiento?
Quizás sea un callejón
proyectándose en abismos de interrogantes,
o tan sólo sea un andar errante ,
tras venir de malas ganas,
pateando las sombras de una suerte
cada vez más lejana.
-No lo sé, pero de seguro habrá otros...
Torbellinos de luces incandescentes, pálidas, nocturnas;
el fuego del astío urbano,
o los ciudadanos del silencio voráz, infrahumano;
trabalenguas y acertijos en comunión
dando trancos y adentrándose
en iglesias abarrotadas por las inconfundible soberbia
de los iconos sangrantes
en delirios de santidad o de profetas.
¿Conjugar la eternidad de la belleza
en el ojo vacuo de los anales sin memoria;
o en un mundo que no va con perdonar las distracciones,
los excesos, los míticos estertores,
las opacidades y la nada?
En fin: Todo es fuego, polvo y nada.

jueves, 24 de junio de 2010

Las paredes


Las paredes de la ciudad se ruborizan al alba
saben de las vigilias de neón
de las palmadas policiales asesinas de sombras fugitivas
de las veredas sucias que acunan la miseria
de los perros garrapatientos, bajo el sol
ellas son testigos de los amores que llegan a su fin
entre los orgasmos del amanecer entre los árboles,
de las acequias que destilan lágrimas de perdón fingido
del crepitar de las hojas sobre las baldosas perdidas
del trajinar sonámbulo de los esclavos de la libertad
de los baldíos que ocultan violaciones entre sus escombros
de las ventanas que escupen plagas de maldiciones
de las tabernas que vomitan melancólicos borrachos
contra los automóviles confesionarios de la cópula infiel
y de las calles que se adormecen
ellas
las paredes
son las enemigas de los fusilamientos innecesarios
el orinal de los excesos
el rasca-lomo de las gatas floras
el coro silencioso de un arte idiota y servil,
y la fuente de inspiración
de una conciencia que
tarde y pronto
ha comprendido su vacua trascendencia.

Memoria o lenguaje



Decir que estás ahí, no me sirve –lo intuyo;
nunca pude poseer de ti
más que un solo fragmento que hoy,
se pierde en la densidad de mi memoria:
¿memoria o lenguaje?; pero
¿de que me valen las imágenes y las palabras,
cuando hoy en nada puede distinguirse
de aquel otro día antes en que te tuve?
-¿Te tuve?-
Algo de esto pasó muchas veces,
pero, esta vez,
quisiéramos no saberlo a ciencia cierta.
Algo de esto me duele, pero no importa; mi dolor
se queda conmigo –por un rato más o mayor-,
y no va

en palabras ni gestos con mi lector.